El ser humano es muy proclive a la traición, por sus propios fines es capaz de cometer varias índoles de actos de traición. Desde simplemente dejarte de lado o directamente echarte a los perros.
La lealtad para ellos no vale nada; la fidelidad y el honor para ellos es basura, pues la lealtad es un rasgo animal que se perdió hace mucho tiempo en muchos. Muy pocos son verdaderamente leales hoy en día, muy pocos conservan ese rasgo. Y los que los conservan son los que peor lo pasan, porque la gente les toma por estúpidos. Usan a esa gente y la tiran como si fueran juguetes rotos.
La traición no tiene perdón.
Todos los traidores merecen ser castigados.
